Ana Esther Ceceña, profesora de Ciencias Económicas en la Universidad
Nacional Autónoma de México y directora de la revista Chiapas,
es una de las mujeres que conoce más a fondo el movimiento zapatista
y su significado dentro del nuevo orden internacional.
El pasado
mes de julio Ceceña participó en la primera academia de verano que
Attac
organizó en Marburg (Alemania) en julio de 2002. Durante su ponencia,
la economista mexicana analizó la relación entre la insurgencia del
Ejército Zapatista de
Liberación Nacional (EZLN) y la lucha contra la globalización.
A continuación ofrecemos un resumen de su conferencia, titulada Otro
mundo es posible! Alternativas a la globalización neoliberal.
La globalización desde el punto de vista del sur
Ana
Esther- Yo vengo de eso que ustedes llaman el sur, de eso que
parece que está fuera de sus esquemas para comprender la globalización.
Sin embargo me parece que sin ese sur no se entiende el desarrollo
capitalista de los últimos cinco siglos. Si no hubiera este sistema
que integra todo lo que hay en el mundo y todas sus diversidades,
no podríamos explicarnos ni siquiera el estado del bienestar de los
países europeos.
Ese sur con el que parece que nos tenemos que solidarizar en Europa,
en realidad es un sur que pertenece a la misma realidad europea y
que está imbricado con sus posibilidades y también a veces con sus
infamias, cometidas por el capitalismo a lo largo de la historia contra
la mayoría de los pueblos, pero sobre todo contra los pueblos del
sur. Yo quiero hacer esa puntualización porque me parece que hablamos
de aquello que acontece en nuestros países como si fuera un caso raro,
una pieza de museo que se puede observar pero por la que no se siente
mucho compromiso. Pero justo ahora que se ha echado a andar este proceso
que se ha dado en llamar de globalización, habrá flujos de personas,
de cosas, de ideas, de culturas, de experiencias, que nos van a obligar
a pensar en la globalidad en la que vivimos como algo realmente integrado.
Es curioso que desde el poder sí se piensa en éste como en un mundo
completo, y se calcula que se tiene todo el planeta con todos sus
habitantes para a partir de ahí desarrollar sus estrategias. Sin embargo
nosotros, que estamos en la resistencia, hemos sido un poco tímidos
o reacios a pensar que efectivamente la humanidad se compone de todos
estos diversos que nos encontramos en el mundo.
Un
movimiento de los olvidados de la sociedad, un ejército que sólo usa
la palabra
Ana
Esther- El movimiento zapatista es un movimiento realmente de
los otros de los otros, ya no sólo de los diversos dentro de un mundo
reconocido, sino incluso de aquellos diversos que están fuera de reconocimiento.
Y lo estuvieron durante mucho tiempo. A pesar de que estaban presentes
en la sociedad, de que fueron el sustento de esta sociedad en muchos
sentidos, de que nos han heredado culturalmente la mayor parte de
las cosas que poseemos y creemos, y sin embargo eran invisibles.
La rebelión zapatista, que es la de los indígenas, los más pobres,
los olvidados, los que estaban en el margen de la sociedad y del sistema,
ocurre justo el día en que uno de los proyectos de globalización más
importantes, el Tratado de Librecomercio de América del Norte, que
ustedes conocen como NAFTA, entra en vigor.
Justo en el momento en que éste entra en vigor se da una rebelión
de aquellos que nadie estaba viendo. Y a éstos, ¿que les quitaron,
si nada tenían?, si realmente no podían desposeerlos más, y sin embargo,
sí, les estaban quitando lo último que les quedaba, que era la dignidad,
el territorio y la vida misma. Porque los territorios en los que están
asentadas las poblaciones zapatistas son territorios de una gran riqueza
geoestratégica, de biodiversidad, de petróleo, y además son un punto
que permite la vehiculación de todo el continente americano y que
era indispensable controlar sobre todo cuando el canal de Panamá estaba
ya en cuestión, cuando se requirieron crear otros eslabones territoriales
en el continente americano para restablecer el control territorial,
económico, político y cultural de Estados Unidos.
Una
lucha local y global al mismo tiempo
Ana Esther-
Los zapatistas dicen: "Nosotros nos levantamos por la humanidad
y contra el neoliberalismo", que es de hecho el título de uno de sus
encuentros más importantes, fue el encuentro pionero que dio lugar
al auge de los movimientos en contra de la globalización en todo el
mundo. Es muy importante entender que en esta propuesta los zapatistas
ponen por delante el hecho de que están luchando por la humanidad.
Dicen: "no luchamos por los indígenas mexicanos, luchamos por todo
aquel que es diverso, que es diferente, que es el otro del poder y
que no está siendo reconocido y no está teniendo un espacio en el
mundo. Luchamos porque el espacio que se cree sea un espacio para
todos aquellos que son otros con el respeto de saber que si son diferentes
a nosotros también tienen derecho a estar allí".
Una de las propuestas más interesantes que han lanzado los zapatistas
es la de construir un mundo donde quepan todos los mundos. Esto implica
un compromiso, un desafío muy grande en términos políticos porque,
para conseguirlo, es necesario o bien reducirlos a todos a una homogeneización,
cosa que sería bastante difícil, o bien permitir que en ese mundo
todo aquel que sea diferente, que tenga su propia propuesta, pueda
caber. Y, ¿cómo pueden caber aquellos que piensan distinto? Simplemente
con respeto y dialogando, dicen los zapatistas.
Crear un nuevo espacio gobernado por la democracia, la justicia,
la libertad y la paz
Ana
Esther- Para los zapatistas es fundamental construir otro espacio
para lo político. Ante la crisis de la política institucionalizada,
ante ese desánimo con la acción de los partidos, esos espacios cerrados
donde pocos de nosotros podemos caber, lo único que se puede hacer
es crear nuevos espacios para la política, es decir, recuperar nuestro
terreno de lo cotidiano como el terreno de acción política y dejar
salir nuestra politicidad directamente y no a través de representaciones
que se convierten muchas veces en suplantación de nuestra voluntad.
Si creamos ese otro espacio para hacer política, también tenemos que
construir una nueva cultura política, una nueva manera de entender
el mundo, pero sobre todo una nueva manera de hacer política en la
que efectivamente sea posible que nadie imponga su voluntad sobre
los demás.
Para predicar con el ejemplo, los zapatistas señalan que ellos son
"un movimiento" y no "el movimiento". Es decir, no es que todos tenemos
que sumarnos a lo que ellos están proponiendo o haciendo, sino que
ellos lo hacen a su manera pero proponen que todos los demás luchemos
por principios que son universales para los movimientos de resistencia,
como democracia, libertad, justicia y paz. Ellos dicen: "si luchamos
por estos principios cada quien en su lugar, a su estilo, bajo sus
formas, de acuerdo con sus patrones culturales, con sus intereses,
podemos construir en el futuro ese otro mundo que estábamos buscando".
El papel de las comunidades indígenas de Chiapas
Ana
Esther- El desafío es todavía mayor porque es una organización
que se prepara durante más de diez años para reivindicar sus intereses,
sus necesidades, sus derechos, se levanta con las armas y sin embargo
deja las armas a los doce días de haberse iniciado esa guerra, y desde
entonces no las usa. Ellos dicen: "la guerra es el mecanismo que usan
los poderosos, nosotros no podemos ir por el mundo imponiendo, las
armas son para nosotros defensivas ante los ataques del poder, pero
no podemos convencer a nadie con las armas de que lo que nostros decimos
es lo correcto. Tampoco podemos decir que nosotros somos la vanguardia
del movimiento social, porque aunque pensamos que las cosas que nosotros
estamos proponiendo son novedosas, por positivas, y tienen sentido,
no podemos por ello afirmar que todos los demás tienen que someterse
a esto".
Es una organización armada, y esto implica un cierto grado de jerarquía,
porque militarmente así tiene que ser, pero se compone también de
un conjunto de gente que está en las comunidades indígenas de Chiapas,
en las "bases del pollo" que se llama en el ejército zapatista, y
que es una población no armada y que pelea con la palabra. Ellos dicen
que lo más importante que se conquistó el día del levantamiento no
fue por las armas sino fue conquistar el derecho a decir su palabra
en todo el mundo, en todo lugar y en cualquier espacio en el que se
tengan que hacer valer sus derechos. En esto está el estado mexicano,
está la sociedad civil nacional pero también está el mundo completo
al que le están proponiendo esta otra manera de hacer política, esta
otra manera de resistir y de luchar por construir este otro mundo.
El sueño zapatista: conseguir crear ese otro mundo que es
posible
Ana Esther- Los zapatistas señalan: "Nosotros lo único que
nos propusimos fue cambiar el mundo, lo demás lo vamos improvisando".
Por ejemplo, lo de dejar las armas, pues es una improvisación, porque
ellos estaban listos para dar una batalla armada. Cuando descubren
que la sociedad tenía las mismas inquietudes, las mismas reivindicaciones,
que no quería el Tratado de Librecomercio, no quería la privatización
de todos los bienes de la nación, no quería integrarse más con Estados
Unidos, no quiere vender el país, no quería vender el territorio,
no quería dejar de tener derecho a la propiedad colectiva de la tierra.
Todo el país coincidía con estas demandas zapatistas, y en el momento
en que ellos se dan cuenta dicen: "muy bien, si estamos todos en eso,
dejamos las armas y nos comprometemos".
Una de las
conquistas principales de este movimiento fue cambiar la tonalidad
política en la que nos encontrábamos en todo el mundo. No estábamos
convencidos cuando nos argumentaban que estábamos al final de la historia,
pero tampoco nos sentíamos capaces de luchar de manera muy efectiva
en contra. Pensábamos que el poder es tan poderoso que ya no podemos
nada contra él y nosotros somos tan pequeños que no nos podemos sublevar,
y los zapatistas allí dicen: "Nosotros somos los más pequeños de los
pequeños, pero en colectivo y construyendo comunidades podemos contra
el poder, podemos contra el individualismo, podemos contra la fragmentación
y la desposesión que hay en esta sociedad pero, sobre todo, podemos
empezar a construir ese otro mundo, esa sociedad distinta en la que
estamos pensando".
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©
Susana Galán, WLOE. Septiembre 2002.
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