Historia de dos elecciones

11 de enero de 2005

Amigos,
Parece que hayan habido dos elecciones en Palestina el domingo: una celebrada en Cisjordania y Gaza, y la otra en Jerusalén.

La jornada electoral en Cisjordania y Gaza estuvo marcada en muchos lugares por un ambiente de entusiasmo y celebración. Hubo cánticos y bailes, salvas disparadas al aire, familias paseando juntas hacia los colegios electorales. Las organizaciones de mujeres palestinas habían pasado semanas animando a las mujeres a votar, y muchas mujeres acudieron a su primera votación, especialmente en los centros urbanos. Aunque no todos los controles se relajaron y no todos los palestinos quisieron votar bajo un régimen de ocupación, el clima general era de esperanza y de un nuevo comienzo.

La jornada electoral en Jerusalén, por otra parte, estuvo marcada por un proceso débil. El gobierno israelí no pudo evitar que los palestinos residentes en Jerusalén participaran en las elecciones, pero quiso evitar que Jerusalén pareciera parte de la Autoridad Palestina. Por eso, las autoridades diseñaron un sistema electoral que resultó una perla de astucia talmúdica, permitiendo el voto, pero dándole la apariencia de voto a distancia emitido en Jerusalén para enviar a un estado palestino que era “otra cosa”. Por eso, sólo se podía votar en las oficinas de correo, donde los votos sellados se entregaban a funcionarios de correos que los insertaban en buzones especiales, presumiblemente para ser “enviados” a Palestina. Se tuvo especialmente en cuenta la ubicación de la ranura. Las autoridades israelíes temieron que una ranura en la parte de arriba de la caja podría parecerse demasiado a una urna electoral. Por eso, estos buzones tenían la ranura en el lateral. Aquí hay una foto (izquierda) que hice de un hombre en uno de estos buzones rojos, detrás de un cristal e inaccesible al votante. No sólo la falta de privacidad, con el funcionario mirando mientras se apoya en el mostrador para marcar su voto, y el siguiente votante acercándose. Peor aún, sólo 6.000 de 125.000 habitantes de Jerusalén pudo votar en su pueblo, el resto siendo enviados a colegios electorales en las afueras, donde el acceso a través de los controles se relajó, pero siguió sin ser fácil.

Bajo estas condiciones, muchos palestinos en Jerusalén se negaron a votar. Y muchos otros temieron votar, por miedo a que Israel pudiera considerar esto como un motivo para cancelar su permiso de residencia en Jerusalén. No es sorprendente que una mujer palestina llevando un manojo de plátanos estuviera fuera de la oficina de correos central de la parte palestina de Jerusalén repartiendo folletos que tildaban a Israel de “democracia bananera”.

Yo también quería ver la excitación en la otra parte de la ciudad, por eso respondí al llamamiento de Bat Shalom, una organización pacifista de mujeres, para ayudar a evitar que los israelíes de extrema derecha pudieran cumplir su amenaza de perturbar la votación. Cuando seis de nosotras caminamos hacia la parte palestina de Jerusalén, un oficial de policía israelí nos detuvo, diciendo que conocía nuestro plan, y que nuestra presencia "provocaría contra-manifestaciones”. Discutimos durante un rato, y entonces nos comunicó que estábamos detenidas, para evitar que ‘perturbáramos la paz’. Estábamos indignadas, pero mientras el policía estaba ocupado con una llamada telefónica, simplemente nos escabullimos y nos mezclamos con la gente en las calles laterales, separándonos para que fuera menos llamativo si mandaba una patrulla. Se pensaría que la policía teniía a mejores "villanos" de los que preocuparse.

A pesar de las muchas dificultades y de la cooperación reticente de Israel, el voto tuvo lugar, dejando a muchos palestinos e incluso israelíes con sensación de euforia. Se llevaron a cabo unas verdaderas elecciones –con verdadera competencia y sin descalificaciones personales– y el candidato que hizo un llamamiento vehemente por el fin de la violencia y la negociación de una paz real barrió con un 62% del voto. Ahora la proverbial pelota está en el tejado de Israel, y las excusas para no negociar ya llevan largo tiempo muertas y enterradas.

Otras buenas noticas

24 horas más tarde, en la parte judía de la ciudad, el nuevo gobierno israelí – que incluye al Likud, los laboristas y el Judaísmo Unido Torah, un partido ultraortodoxo– fue investido, gracias la astuta política de riesgo de Sharon con los extremistas de su partido que se oponen al abandono de Gaza. El gobierno tendrá ahora la fuerza parlamentaria necesaria para salir de Gaza, y Shimon Peres ha vuelto al poder, desafiando la edad, la cordura y la incredulidad pública.

Y los colonos anti-evacuación están cavando sus propias tumbas. Tras ser considerados los últimos idealistas, el apoyo por el movimiento de los colonos ha caído en picado entre los israelíes debido a los repetidos enfrentamientos violentos con los soldados israelíes evacuando los puestos fronterizos de los colonos. Hoy, los colonos son vistos como grupos marginales anti-democráticos y lunáticos. En verdad, la inmensa mayoría de los colonos son mucho más moderados, y abandonarían los territorios en un momento por el precio de su propiedad, pero son los fanáticos los que marcan el tono.

Por cierto, en un pequeño encuentro esta tarde donde el ex presidente de los Estados Unidos Jimmy Carter, observador electoral en jefe en Oriente Medio, habló a los participantes del Programa de Acompañamiento Ecuménico (al que tuve la suerte de asistir), este hombre honorable reprendió a la gente por utilizar el término “valla”. Dijo Jimmy, “Israel ha convencido con éxito a los Estados Unidos que esto es una valla inocua, como si fuera una valla alrededor de un pasto de vacas, per se trata en realidad de un muro de división y nos deberíamos referir a él como tal… Este muro es una de las más vívidas vulnerabilidades de las políticas del primer ministro Sharon.”  Bravo, Sr. Carter, por hablar con claridad.

El lunes fue además un gran día para los defensores de los derechos humanos, ya que el Tribunal Supremo de Israel dictaminaron que las parejas de lesbiana pueden adoptar oficialmente los hijos de las otras. Estamos muy agradecidas a Tal y Avital Yaros-Hakak, que sacrificaron su intimidad para establecer este importante precedente.

Finalmente, la tragedia en el Océano Indico, lleva a un extremista religioso a comprenderlo: Un religioso musulmán anunció que los zionistas provocaron el tsunami. Esto fue prácticamente confirmado por un rabino en Israel, que anunció que a Dios no le gustan los no-judíos, y que por eso les lanzó todo este agua. Consenso judío-musulmán, por fin, ayudándonos a entender el misterio de los caminos de Dios.

Shalom desde Jerusalén,

Gila Svirsky, Coalición de Mujeres por la Paz
www.coalitionofwomen.org